martes, 3 de julio de 2012

No habrá regreso al pasado: expertos


No habrá regreso al pasado: expertos
Excélsior (Pág. 14)
José Carreño

El resultado de las elecciones del domingo fue legítimo y consagró a la izquierda como segunda fuerza del país, pero colocó al triunfador, Enrique Peña Nieto, y al Partido Revolucionario Institucional (PRI), frente a un reto, coincidieron analistas internacionales.
De hecho, apuntó Armand Peschard Sverdrup, si bien no hubo sorpresas el resultado demuestra que pese a su victoria el PRI “no ha conquistado” la confianza de los electores ni los ha convencido de que está en un cambio generacional.
Pero también indicó que el resultado es lamentable en tanto que mientras las naciones demandan gobiernos con capacidad de decisión el estado de las democracias eligen gobiernos sin esa capacidad, en el marco de lo que definió como una cultura política confrontacional.
“No hay regreso al pasado... no hubo carro completo ni regresa la presidencia imperial. El PRI tendrá que negociar en la Cámara de Diputados, pues no tendrá la supermayoría requerida para hacer reformas estructurales”, comentó Francisco González, de la Universidad de Johns Hopkins, quien fue observador acreditado en los comicios.
Sin embargo, para Pamela Starr, de la Universidad del Sur de California, no hubo sorpresas ni en la victoria del PRI, el desplome del Partido de Acción Nacional o la fuerza mostrada por el Partido de la Revolución Democrática.
“El resultado se siente sorprendente porque el PRI se había convencido de que iba a barrer en la elección. En ese sentido, el resultado fue una lección de humildad para el PRI: realmente no  habrá un regreso al pasado... El PRI, al menos a escala nacional, tendrá que gobernar democráticamente”, aseguró.
Para Robert Pastor, catedrático de la American University de Washington, D.C., y asesor para temas latinoamericanos del ex presidente Jimmy Cárter, subrayó que “el PRI ha cambiado porque México ha cambiado”, y consideró evidente que los mexicanos han optado por la democracia: “La alternancia en el poder es crítica para la democracia, y eso ayuda a explicar el resultado”.
En declaraciones para Excélsior, varios “mexicanólogos” establecidos en Estados Unidos destacaron la victoria de Peña Nieto y la necesidad de gobernar de forma distinta a la de sus predecesores históricos, con negociaciones con otros partidos para lograr su agenda legislativa.
El PRI “tiene mandato para gobernar con legitimidad democrática, pero el mandato es acotado y requiere de humildad y flexibilidad”, advirtió González, de SAIS. “Esto puede frenar en algo su agenda, pero también ase gura que se escuche a más voces y deberá aliviar algunas de las preocupaciones sobre un retorno del PRI”, comentó Shannon O`Neil, del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York. Peña Nieto “enfrenta un reto formidable, no sólo de lograr sus metas y energizar al pueblo mexicano, también para convencer de cooperar a miembros de los otros partidos políticos”, subrayó Pastor.

Al mismo tiempo, George

Grayson, del Colegio de William and Mary, pronosticó que si bien los mexicanos le darán un periodo de “luna de miel”, la popularidad de Peña Nieto “se derretirá más rápido que una paleta helada en el desierto de Sonora si no actúa con rapidez para reducir el derramamiento de sangre”.
O`Neil aseveró que “es tiempo de que los ganadores comiencen el proceso de transición, que formen sus prioridades políticas y de gobierno, y por el bien de México que lleven adelante los cambios necesarios para ayudar a la nación a ser más fuerte y más competitiva desde el primero de diciembre”.
John Bailey, de la Universidad de Georgetown, dijo creer que el PRI tendrá el poder necesario para legislar, pero se preguntó cómo se organizarán las “tribus” de la izquierda en el Congreso mientras auguraba que el PAN “está condenado a vagar un buen rato por el desierto”.

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