miércoles, 4 de julio de 2012

AMLO: hoy, última oportunidad



EL UNIVERSAL: AMLO: hoy, última oportunidad (Pág. 15)
José Carreño Carlón

López Obrador perdió el domingo una valiosa oportunidad de erigirse en el líder que llevó a la izquierda a recuperar la segunda fuerza en el Congreso y a colocar a esta corriente como la gran ganadora en el nuevo equilibrio regional del país, con su absoluto control electoral en el DF y la obtención del gobierno vecino de Morelos y del muy rico de Tabasco, agregados al de Guerrero y a los que se unió en coalición.
En su lugar, al conocerse los resultados de las urnas, AMLO marcó un ominoso compás de espera, en disonancia con la construcción de la costumbre democrática conforme a la cual el presidente Calderón y la candidata Vázquez Mota, la noche misma de su derrota en toda la línea, se dispusieron a participar en una trasmisión ordenada del poder presidencial, como lo hicieron los priístas 12 años atrás. Además, los panistas anunciaron esta vez un programa de oposición y fiscalización estricta al nuevo gobierno, con miras reagrupar fuerzas para recobrar lo perdido.
En contraste, al día siguiente de la jornada electoral, anteayer, López Obrador dejó ir otra oportunidad de mostrar que su cambio de estilo era verdadero. Lejos de ello, llamó a una conferencia de prensa en un foro tomado por sus simpatizantes, que abucheaban las preguntas incómodas y acusaban a los reporteros de vendidos. Como lo relató Ricardo Gómez en EL UNIVERSAL de ayer, López Obrador revivió así el fantasma de 2006, con el acrecentamiento del encono de sus seguidores y la parálisis de la capital a la vista. Para completar el cuadro, ayer exigió un recuento de 113 mil casillas, como para reventar el proceso.
Lo esperado y lo inesperado
Hoy estará AMLO ante una oportunidad más de rectificar, acaso la última, y de deponer los aprestos contra el cómputo legal que ahora debe iniciarse. Puede ser también su última oportunidad de dejar de lado su inclinación a significarse como la anormalidad de la vida pública del país, como la excepción a las reglas del juego, como la resistencia anacrónica a la ley de los números y a la forma de procesarlos que comparten los demás jugadores. Y aquí se incluyen sus partidos, cuyos líderes ahora reivindican sus importantes triunfos obtenidos en el Congreso y en el poder regional, en el mismo proceso que el caudillo rechaza para la elección presidencial.
Y hay otra oportunidad perdida que se vislumbra para su causa en el campo de la comunicación pública. Para los medios, la repetición de los desplantes de López Obrador tiende a perder el alto valor informativo de lo relevante o de lo sorpresivo, que sí tuvo hace seis años con la toma de la capital, para colocarse hoy en los planos secundarios de lo inercial, lo rutinario, lo esperado. Claro, estos desplantes conservan el valor noticioso —destacable en los medios— del conflicto, de lo negativo, en que se enmarcará otra vez esta representación de la izquierda.
En este punto, parece evidente que otra forma de despertar el interés de los medios, pero con un marco positivo y el alto valor informativo de la relevancia y lo inesperado, sería, por ejemplo, un impensable anuncio de AMLO o de su movimiento de que acata las reglas electorales y sus resultados, de que inaugura el ingreso definitivo de la izquierda a la modernidad de las reglas de la democracia, y de que, a partir de la consolidación del capital político recuperado, se hará valer la agenda social de esa fuerza en los procesos de toma de decisión de los nuevos poderes.
La personalidad autoritaria
Aunque deseable, no es previsible que AMLO aproveche esta última oportunidad. Tendría que vencer una formación política basada en el presidencialismo impaciente y providencial, que no valora el peso de los otros poderes y procesos institucionales. Y tendría que despojarse de la personalidad autoritaria del líder religioso-revolucionario confiado en que una minoría movilizada de creyentes en él como encarnación del bien debe imponerse a una mayoría corrupta o conformista, como lo dijo el lunes, casi con todas sus letras.

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