martes, 3 de julio de 2012

La lección de Josefina

Julián Andrade
 
Josefina Vázquez Mota dio una lección de dignidad a una clase política que suele ser bastante poco afecta a la conciliación y a la autocrítica.
Uno de los momentos centrales de cualquier elección democrática es que se acepten los resultados, y más aún desde la derrota.
La candidata presidencial del PAN, al reconocer que los resultados no le eran favorables, conjuró, al menos en parte, el fantasma del 2006, ya que en aquella ocasión Roberto Madrazo, el abanderado priista, no quiso despejar el camino asumiendo que estaba en el tercer sitio de preferencias electorales.
Vázquez Mota es una política talentosa y le tocó enfrentar un momento difícil con una candidatura que nunca terminó de despegar, o en la que los ajustes ya no resultaron suficientes.
Colocó el tema de la mujer en el centro de su propuesta y lo hizo sin estruendo ni polarización. Sonaba bien, pero no alcanzó.
A pesar de ello es un activo para su partido, el PAN, porque vienen tiempos de reflexión y de toma de decisiones ante una derrota que ya se dibuja como catastrófica.
Los panistas tendrán que responder, y pronto, qué quieren de su partido y dónde se piensan colocar en lo futuro.
La derrota en Jalisco, donde la ultraderecha hundió al PAN en uno de sus bastiones más importantes, es una señal de lo que no funcionó y, más aún, de lo que no puede generar ganancias en una época de modernidad y tolerancia.
Morelos se cuece aparte y ahí el mal gobierno panista es responsable de otra derrota, que si se suma, explica al menos una parte de la gran debacle del domingo.
También quedó claro que se equivocaron de enemigo, ya que no era el PRI el que representaba un riesgo para la agenda que a final de cuentas construyeron respaldados por esa organización durante décadas.
Lanzaron sus baterías contra Enrique Peña Nieto y esto terminó por beneficiar al candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, quien los mandó a una tercera posición, inusitada el tratarse de un partido todavía en el poder.
Felipe Calderón obtuvo en 2006 15 millones de votos, y Vázquez Mota se encuentra en 12 millones 288 mil sufragios, de acuerdo con las cuentas del domingo. La pérdida es de 2 millones 712 mil votos.
Quizá por ello algunos panistas piensan que lo urgente es rescatar la vena liberal del partido y fortalecer la idea de nación que los hizo crecer en el norte del país y seducir inclusive a sectores de la izquierda, en el año 2000.
Pero aún más, ya que el compromiso democrático del panismo también funcionó para catapultar a figuras como Luis H. Álvarez y Carlos Castillo Peraza.
La pasada elección muestra que hay una gran franja de electores que prefiere la moderación y resulta evidente que quien seduzca a sectores que no encajan ni en el voto duro ni mucho menos en los extremo ganará el futuro.
julian.andrade@razon.com.mx
Twitter:
@jandradej

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