jueves, 5 de julio de 2012

EL UNIVERSAL: Editorial [Afinar la Ley de Víctimas]: (Pág. 16)


Redacción

Aunque la Ley de Víctimas quedó pendiente de publicación en el Diario Oficial de la Federación desde que fue turnada al Ejecutivo hace más de dos meses, el presidente Felipe Calderón devolvió apenas ayer el documento al Congreso con el argumento de que deben mejorarse varios de sus puntos, entre ellos la precisión sobre la responsabilidad de cada uno de los tres órdenes de Gobierno en la atención a las víctimas del crimen.
Entre otras cosas la nueva ley obliga al Estado a proteger, dar asistencia y reparar el daño a las personas que sufran ataques de la delincuencia o abusos por parte de las autoridades.
La observación del Ejecutivo, pese a ser extemporánea, resulta pertinente en caso de que en verdad haga falta precisar los ámbitos de competencia de las autoridades en esta materia. De nada sirve una obligatoriedad legal si la propia norma no permite distinguir responsabilidades. Como reclama el gobierno federal, sería contraproducente que de la interpretación de la ley se desprendiera que sólo el gobierno federal es el que debe atender a las víctimas. Finalmente también las autoridades locales combaten el crimen y son susceptibles de cometer abusos.
Como sea, urge que no por el inminente cambio de legislaturas y gobierno federal esta ley se quede en el limbo.
Primero debe demostrarse con hechos que el Ejecutivo no está vetando la ley, sino sólo pidiendo que se ajuste. Segundo, será importante que el gobierno federal cumpla con su oferta de incorporar en la revisión de la misma a organizaciones de víctimas y sus familiares, así como a los legisladores que la aprobaron, de esa manera se conseguirá mejor el objetivo de no dejar vacíos jurídicos en el documento.
Así, los grupos impulsores de la ley podrán verificar que las modificaciones no cambien la esencia garantista de la legislación.
Este trabajo de minuciosidad sobre las implicaciones de la ley, sin embargo, no exime de urgencia la promulgación de la misma. Todos los días se siguen presentando en el país asesinatos que quedan impunes y personas afectadas a las que no se les ofrece resarcimiento del daño.
El crimen sigue manteniendo sus actividades contra la sociedad y las instituciones sin distingo de tiempos políticos. Si para una pronta aprobación se requiere de un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso, los legisladores salientes cuando menos tendrían que valorar la pertinencia de hacerlo.

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