“Lograr el triunfo nos llevó seis
años”, Coldwell
El Universal (Pág. PP.- 5)
David Aponte
La madrugada del 2 de julio exhibía una enorme sonrisa en el
auditorio Plutarco Elías Calles, un sitio que quedó en el olvido en 2000 con la
derrota electoral. Pedro Joaquín Coldwell estaba feliz después del mensaje de
Enrique Peña Nieto, candidato presidencial ganador.
El presidente del PRI, el hombre que tiene a su partido de regreso
a las puertas de Los Pinos, no ha parado de sonreír:
"Es una gran satisfacción porque el triunfo legítimo de Peña
Nieto es muy importante para el PRI y es la culminación de un esfuerzo de
millones de militantes de nuestro partido y de ciudadanos que confiaron en
nuestra causa...", expresa en entrevista con EL UNIVERSAL.
El dirigente se encuentra en un hotel de Reforma, donde revisa los
datos del PREP y pregunta qué ha dicho Andrés Manuel López Obrador, quien
compitió por las izquierdas en la elección presidencial.
De traje gris y la inseparable corbata roja, está convencido de
que el triunfo de su partido se gestó en 2006, porque actuó como una oposición
responsable. En aquella ocasión, el candidato Roberto Madrazo quedó en tercer
lugar. "Todo eso nos fue acercando, la gente percibió un PRI maduro, un
PRI que sabía comportarse en democracia, que defendía principios pero que
también acordaba con el gobierno cuando habían propuestas que eran provechosas
para el país".
¿Cómo creer que el PRI tendrá un nuevo rostro?
El PRI tiene muy abiertos los oídos al reclamo social, pero
también a los otros partidos. Peña Nieto representa una nueva generación de
mexicanos, él es un político formado en la democracia.
¿Cómo quitarle el estigma del pasado, de un partido autoritario,
que dominó tantos años, sin alguna competencia electoral?
El pasado del PRI es de claroscuros, hay ciertamente zonas donde
reconozco que hubo prácticas muy reprobables, como también hubo zonas de
intensa luz, que no corresponden con estereotipos que algunas personas han
querido formar de un partido meramente autoritario.
El senador hace una larga lista de las reformas y la creación de
instituciones modernas, órganos electorales, de justicia, de derechos humanos,
de seguridad social. En esa parte quiere anclarse el nuevo PRI, expone.
Antes de la jornada electoral del domingo, ciudadanos hablaban del
"miedo" que producía el posible retorno del PRI, se le menciona. El
regreso, revira, debe verse como un "signo de estabilidad", de
compromiso del nuevo presidente con la legalidad y la democracia.
"Creo que los priístas estamos haciendo un llamado a todas
las fuerzas políticas, al diálogo, hay un sentido de inclusión, no ha habido
nada de arrogancia por nuestra parte y creo que la gente debe tener confianza,
esperanza en que vienen buenos tiempos para México, bajo el nuevo gobierno de
Peña Nieto".
Pero hay fantasmas en el PRI, está el caso (Tomás) Yarrington,
está la sospecha y la investigación sobre Eugenio Hernández.
A los fantasmas los hemos exorcizado. En el caso del señor
Yarrington, le suspendimos su militancia en tanto un tribunal en Texas, en
Estados Unidos, resuelve su situación jurídica. En los otros casos no han
habido acusaciones formales.
El PRI no tendrá mayoría en el Congreso de la Unión, en la próxima
Legislatura, un escenario contrario al que buscaba Peña Nieto. El dirigente del
PRI está consciente del reparto. Su partido no podrá sacar adelante las
reformas que quiere el próximo presidente.
Sin embargo, dice que los priístas van a construir los consensos
con todas las fuerzas. El PRI quiere pactar con todos los partidos.
Pedro Joaquín Coldwell entra al tema de la elección, a la calidad
de contienda y a la posición asumida por López Obrador. El candidato de las
izquierdas no puede denigrar todo el proceso, expresa.
"Creo que el señor López Obrador tiene derecho a presentar
ante el Tribunal Electoral todas las impugnaciones donde considere que se hayan
presentado irregularidades; en lo que no tiene razón, es en llevar a cabo una
descalificación general. Es falso que el proceso sea inequitativo, él no puede
hablar de esa manera e ignorar la reforma electoral de 2007-2008, reforma muy
controvertida pero profunda, y que precisamente que avaló su partido".
¿El IFE pasó la prueba en la elección?
La pasó con éxito y yo creo que el señor López Obrador no está
haciendo una valoración objetiva. Esta argumentación es incluso tan maniquea,
porque no es concebible que los 18 millones 300 mil de votos de Peña Nieto son
hijos de la coacción y de la compra de voto y los 15 millones y pico de él son
votos libres.
Del tema #YoSoy132, que mucha gente atribuye parte de la
paternidad a usted por aquella declaración que hizo el día que Enrique Peña
Nieto estuvo en la Ibero, está creciendo, está en la calle, está en contra del
candidato...
El legislador priísta suelta el cuerpo y sonríe:
"Me parece que esté movimiento podría llegar a desarrollar
una agenda que refrescará la vida política, en tanto no se deje atrapar en la
coyuntura poselectoral o someterse a las causas de un candidato perdedor. Creo
que eso iría en demérito de este movimiento, pero yo tengo esperanza de que
enriquezcan su agenda y hagan una buena aportación a la vida política".
¿Cómo se imagina el 1 de diciembre de este año? ¿Cómo se imagina
el camino hacia la residencia oficial de Los Pinos?
Un día brillante, un día muy emotivo, la entrega de la banda
presidencial a Enrique Peña Nieto. Sin lugar a dudas nos va a llenar de
felicidad, pero también es una enorme responsabilidad. Los priístas tenemos muy
claro que el pueblo de México nos está dando una segunda oportunidad y no le
vamos a fallar.
Pedro Joaquín Coldwell está feliz. Sabe que pasará a la historia
por llevar de vuelta al PRI a Los Pinos. De la serenidad pasa a la sonrisa, la
misma de la madrugada del 2 de julio en el auditorio Plutarco Elías Calles, el
lugar de la dinastía priísta que busca un nuevo rostro.
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