La Jornada (Pág. 18)
Fernando Camacho Servín
El número de feminicidios en México
ha ido en aumento constante desde 1985 hasta 2009, con un breve periodo de
caída en 2000, y la prueba de que el clima de violencia afecta en particular a
las mujeres es el hecho de que los asesinatos de varones en el mismo periodo
analizado fueron a la baja.
La anterior es una de las
principales conclusiones del informe Feminicidio en México. Aproximación,
tendencias y cambios 1985-2009, editado de manera conjunta por ONU Mujeres, el
Instituto Nacional de las Mujeres y El Colegio de México.
El documento, realizado a partir de
datos oficiales de la Secretaría de Salud y del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi), revela que el número de defunciones femeninas
con presunción de homicidio entre 1985 y 2009 fue de 34 mil 176, de las cuales
7 mil ocurrieron entre 2005 y 2009.
Cifra "necesariamente" incompleta
En el informe se indica que la
cifra señalada "necesariamente" es incompleta, pues hay un
subregistro causado por la falta de mecanismos para detectar cuando el
homicidio de una mujer es cometido por motivos de odio de género, e incluso a
veces son registrados como suicidios o accidentes.
De igual manera, advierte que en el
periodo analizado los asesinatos contra el sector femenino no disminuyeron su
incidencia al ritmo en que lo hicieron los de hombres, que en los 20 años
recientes se redujeron casi a la mitad.
"Estamos ante una situación
paradójica, en la que justo cuando se inicia en el país el proceso de
promulgación de leyes que castigan la violencia contra las mujeres, se aprecia
un marcado cambio en la tendencia, donde las defunciones femeninas con
presunción de homicidio tienen mayor aceleración", enfatiza el documento.
Las entidades federativas donde la
violencia contra ellas es mayor son Chihuahua, Baja California, Guerrero,
Durango y Sinaloa, lo cual indica que este clima de agresiones se relaciona con
la presencia del crimen organizado y el tráfico de migrantes, pero no obedece
únicamente a dichos factores.
El informe arroja también que en
casi 6 por ciento de los feminicidios las víctimas tienen menos de cinco años
–contra 0.83 por ciento en el caso de los varones de esa misma edad– y que el
número de asesinatos de mujeres de la tercera edad casi duplica al de los
hombres.
Por último, se indica que 45 por
ciento de las niñas asesinadas pierden la vida en su propia casa, y que a
diferencia de los hombres, quienes suelen morir por disparo de arma de fuego,
en el caso de las mujeres las técnicas de asesinato son más brutales, como
estrangulamiento, ahorcamiento, sofocación en agua, uso de objetos cortantes y
envenenamiento.
Además,
en 15 estados aún es válido argumentar que el homicidio fue por celos o por una
"emoción violenta", para atenuar la pena de cárcel.
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