domingo, 8 de abril de 2012

LA ROMINA


Se le trenza a uno la tripa sin importar lo que le hayan hurtado. No faltaba nada para rodar tranquilo en la ciudad. Llantas lisas, canastilla, salpicadoras, portabultos, lámpara, claxón de vendedor de nieves, asiento ancho y su respectiva placa (Hoy sí circula). De todos los lugares de donde pudieron robar a La Romina éste era el menos propicio. Se quedó bajo las escaleras, junto a otras 5 bicicletas. El edifcio tiene puerta independiente y comparte la vigilancia con otros dos edificios. El vigilante (nuevo), se mostró asombrado cuando le pregunté por mi bici, pero respondió que más o menos a las 2 de la mañana entraron dos personas, no atinó a decir quiénes ni de qué edificio, pero sólo salió una, en mi bici y hasta le dijo: buenas noches.  Varios factores estuvieron involucrados, yo no subí mi bici cuatro pisos al hombro (casi 8 meses y ningún incidente de ese tipo se había dado), no la encadené (se supone que al edificio sólo entramos los que ahí vivimos y la puerta debe estar cerrada, pamplinas, alguién la dejo abierta para permitir el robo), el vigilante dice que vio salir a alguien en mi bici (para qué carajos le abrió la puerta si no era yo). Las cosas tendrán que aclararse con la administradora, La Romina no regresará, ni me la pagarán, pero temo de manera esquizofrénica que alguien entre para comenzar a robar los rabanitos de mi huerto urbano.