Muere Fuentes y se va la voz que, en estos días de
convulsión nacional, nos daba la claridad y el sustento ideológico
necesario, vital, para reclamarlos y enfrentarlos. Nuestro segundo
premio Nobel de Literatura sin premio se adelantó justamente en una
curva histórica llena de riesgos para el país, repleta de amenazas.
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