lunes, 7 de noviembre de 2011

LA BARBARIE

Nunca me han gustado los espectáculos circenses que se valen de animales salvajes para llevar a cabo un acto. Me da tristeza mirar manso a un tigre o a un león. No es menos desanimado observar la temblorosa pata que sostiene todos lo kilogramos del elefante, en verdad que es deprimente haber pagado para mirar ridiculazada a una bestia.

Visito Bioparque Estrella luego de más de siete años, cambió bastante. Más animales, por lo tanto, más espectáculo. Como la mayoría de los zoológicos, se justifican con el argumento de que es para preservar a la especie o intentar la reproducción en cautiverio, y yo quiero creer que eso es verdad. Al entrar al espectáculo de aves, me sorprendo cual niño, por lo que pueden llegar a hacer cuatro guacamayas. Después de unos minutos me siento culpable por reír y festejar los trucos. Una de ellas monta una pequeña bicicleta, otra más acomoda piezas geométricas de acuerdo a su color, la tercera coloca monedas en una alcancía y la última se resiste a volar. Al término de la función, hago un enorme esfuerzo por no formar parte de esa barbarie. Es entonces cuando el responsable, quien se ostenta como entrenador, comenta que dichas aves han sido donadas por personas que ya no las podían cuidar. Y yo, intento creer.

TIMBRE: Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros. George Orwell

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