lunes, 27 de agosto de 2012

Sergio Sarmiento/Autos limpios

Reforma [Jaque mate]: Pág. 16

El gobierno federal está impulsando una nueva norma oficial para automóviles que pretende disminuir la emisión de contaminantes. La NOM 163, sin embargo, no es necesaria y no reducirá las emisiones. Golpeará en cambio a la industria, al empleo y a los consumidores.

En la COP 16 de Cancún de 2010 el presidente Felipe Calderón anunció una reducción unilateral de 30 por ciento en las emisiones de contaminantes de México para 2020 y de 50 por ciento para 2050. El compromiso era innecesario porque el Protocolo de Kioto de 1997 no obligaba a ninguna reducción a los países en desarrollo. Estados Unidos, que firmó el protocolo, no lo ratificó; ningún país, de hecho, ha cumplido con sus compromisos de Kioto.

La reducción representaría un costo enorme para los mexicanos, pero no lograría una reducción de contaminantes ya que la Semarnat carga sobre los vehículos nuevos buena parte del peso del ajuste.

El transporte en su totalidad representa, según la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), un 18 por ciento de las emisiones de nuestro país. Los vehículos ligeros son un 70 por ciento de ese 18 por ciento, o sea, 12.6 por ciento de las emisiones totales. En 2011 se vendieron 900 mil automóviles nuevos en México: 4 por ciento de un parque de 22 millones. Si todos los autos contaminaran igual, los nuevos representarían sólo el 0.5 por ciento de la contaminación total, pero son más eficientes y por lo tanto contaminan menos. Pese a ello se les quiere obligar a cargar con todo el peso del ajuste en el sector automotor.

La industria ha aceptado un programa de disminución de emisiones similar al de Estados Unidos -con todos sus requerimientos, salvaguardas y compensaciones- porque los automóviles de exportación deben cumplir de cualquier forma con los requisitos estadounidenses. La norma que impulsa la Semarnat no permite las salvaguardas y compensaciones y es por lo tanto más estricta. Según la AMIA, la NOM 163 representaría un aumento de 35 mil pesos en el costo promedio de los automóviles nuevos en México y podría añadir hasta 200 mil pesos en algunas camionetas ligeras.

Lo peor es que este sacrificio no ayudaría a disminuir las emisiones de un parque vehicular con 15 años de antigüedad. La importación de 6 millones de vehículos altamente contaminantes en los últimos cinco años ha aumentado las emisiones de manera desproporcionada.

Si realmente el gobierno quisiera disminuir la contaminación vehicular, podría impedir la importación de autos contaminantes y aplicar en todo el país los sistemas de verificación y restricción a la circulación de la Ciudad de México. Podría eliminar también el Impuesto sobre Automóviles Nuevos (ISAN) para impulsar la renovación del parque vehicular. Eliminar el subsidio a la gasolina sería la medida más eficaz. Ayudaría también una mejora de las carreteras y la calidad de las gasolinas.

Cargarle la mano a los vehículos nuevos aumentará la contaminación porque el alza de precios haría que circulen más autos usados. Se seguirá además golpeando a un ya vapuleado mercado interno. En 2005 se vendieron 10 autos nuevos por cada mil habitantes en México, 9 en Brasil y 8 en Argentina. En 2011 Brasil y Argentina alcanzaron 18 autos por cada mil habitantes; México, en cambio, cayó a 8.

Esta baja es producto de una estrategia gubernamental que ha promovido la importación de automóviles viejos y contaminantes y ha castigado la compra de autos nuevos y limpios. La NOM 163, en lugar de combatir la contaminación, continuaría esta pésima política.

MARCAR EL ALTO

Han sido detenidos los policías federales que el viernes 24 de agosto balearon una camioneta blindada en que viajaban dos "asesores" estadounidenses. Los familiares de los policías dicen que éstos cumplieron con su deber al disparar contra un vehículo que no se detuvo cuando se le marcó el alto.

No hay comentarios: