viernes, 12 de octubre de 2012

MUJERES EN LA CAJA

No recuerdo desde cuando me gusta el box. No conozco las estadística ni los pugilistas de moda, simplemente me siento a mirar como dos individuos se reparten con exactitud de salvajes unos buenos golpes. Acepto que no me interesa quién gane. El espectáculo me atrae por el hecho violento del sufrimiento.  No soy fan de las peleas en las que ninguno de los dos cae a la lona. Por eso prefiero aquellas en donde uno de los dos sirve de "bulto."

En alguna ocasión platicando con Roberto, integrante reptileano (ya les contaré algún día de ese grupo) y autonombrado en un viaje al Desierto de los leones, "El león dorado", llegamos a la conclusión de que el box femenino es visto no por la calidad de sus pugilistas, aunque en  verdad la tengan, sino por el morbo de ver como se reparten golpes dos mujeres. Dicho morbo aumenta cuando vemos cápsulas en las que narran sus vidas de amas de casa que hacen más atractiva su profesión. En el momento en que suena la campana todos gozamos con el sufrimiento, es parte de la naturaleza humana. Sentimos empatía con el vencedor, raras veces con el perdedor, a menos que éste se vuelva mártir.

TIMBRE: En son de paz, la UE hoy recibió dicho premio.

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