No valoro la vida, pero tampoco contemplo la muerte. Hay temporadas tremendamente largas en las que uno sólo busca dormir, por largas no me refiero a días o semanas sino al paso lento del tiempo. Uno no se deprime porque quiera, hay veces que no se puede ganar la batalla por falta de armas y no de valor. Basta con ver pasar a un mosco para saberse derrotado y no tener el ánimo de aplastarlo.
No hay nada de voluntario en el escabroso camino a la depresión.
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